Esta vez, para bucear

Regreso a Asia junto a mi hermano Fermín. Él es veterano en las cosas del submarinismo, yo lo soy en el continente. Juntos nos sumergiremos en las azules aguas del golfo de Tailandia, en la isla de Ko Tao. Un paraíso terrenal, dicen... y marino.

lunes, 6 de abril de 2015

Tipos feos con sangre azul


No, la cosa no va hoy de príncipes ni nada por el estilo, ya verán a qué me refiero con el título...

El caso es que Fermín ya tiene su carné de buceador avanzado. Si todo va bien, yo conseguiré el mío de principiante mañana por la tarde. De hecho, ya noche cerrada en Ko Tao, ahora mismo me encuentro en un bar de la playa sorbiendo a ratos mi segunda soda y haciendo 40 ejercicios de tarea para preparar mi examen teórico de mañana. 

Mi hermano ha ido a cenar por ahí con los de su equipo de buceo, y supongo que celebrarán su titulación, pero yo mañana tengo la inmersión más importante... Estaré en el agua al filo de las siete de la mañana.


Hoy hemos descendido hasta los nueve metros y hemos completado la formación con ejercicios que simulaban diversas emergencias, tales como el agotamiento de oxígeno. Ahí volvía a ponerse de relieve la importancia de trabajar en equipo, con calma y tener confianza en tu compañero de buceo.

De hecho, hoy mismo, Fermín ha tenido que suministrar de su aire a su compañero, que, por sus condiciones físicas, había agotado el oxígeno de la botella mucho antes que los demás. Ha seguido el protocolo: ofrecer su regulador alternativo, asirse ambos del antebrazo y proceder a un ascenso calmo y sosegado hasta la parada de seguridad y luego hasta la superficie. Y ahora brindan con una cerveza.


En mi caso, todas las prácticas han ido perfectamente. Es por ello que hemos tenido luego un buen rato de buceo en el que hemos visto todo tipo de peces de colores, algunos de los cuales mordisqueaban mis piernas haciéndome cosquillas. También hemos avistado una enorme barracuda, de la cual conviene permanecer alejado para que no haga lo mismo con consecuencias de mayor calibre.

Acabado el buceo ya casi al anochecer, he optado por mover el bigote con unas viandas de las que expiden los vendedores ambulantes del puerto. Hay de todo, y casi todo frito y refrito: crustáceos, pollastres, mollejas de no sé qué ser, huevos en salmuera, rollitos picantes, peces secos... Todo salvo unas pechugas de pollo rebozadas -lo único que he osado deglutir- tan picante como el infierno. 

Pero lo que más me ha llamado la atención, ha sido un cangrejo que parecía un fósil viviente y cuyas huevas son una delicia para los aldeanos. Resulta que se llama cangrejo de herradura por su forma, aunque, como especie, está más cerca de los arácnidos. El animalico en cuestión se conserva igual que hace millones de años, es uno de los animales más antiguos que moran el planeta tierra y tiene una valiosísima sangre -de un raro color azul- para el mundo de la medicina, ¡que la utiliza incluso en misiones espaciales o en la investigación contra el SIDA!


En fin, un bicho interesante... Me daba pena verlo panza arriba y pasado por aceite hirviendo...

Voy a acabar los ejercicios pronto, y pronto iré a la cama. Mañana es el gran día y hay que madrugar. Todos hoy hablaban de lo genial que sería ver el codiciado tiburón ballena. Sin embargo yo, cuando bucee, estaré atento por si atisbo medio enterrado en la arena al bichejo este tan feo como noble. Y le haré una señal de respeto porque -vil injusticia- además de freirlo vivo, incluso le niegan el honor de aparecer en el manual de buceo que me estoy chapando.


1 comentario:

  1. Lo de tener que estudiar con urgencia para pasar un examen es algo que le puede venir bien a un profe que lo que hace es que sus alumnos las pasen canutas con situaciones parecidas. Así, todos en el mismo saco. Y más si uno tiene a su lado a un hermano menor que luce el título de catedrático en la especialidad. Esperamos que todo vaya bien y que el bautismo de buceo (incluido el bautismo de buceo nocturno, o, dicho de otra forma, con nocturnidad, premeditación y alevosía) suponga una inmersión feliz en esta actividad. Si no, ¿para qué tanto esfuerzo y tantos nervios? Bueno y para comer unos pinchos de cangrejo de sangre azul. Tu prima bióloga comenta, por cierto, que todos los cangrejos tienen la sangre azul. Pero, añado yo, seguro que no todos son de cuna noble. Los tuyos sí, ¡qué menos! Saludos de las Rubias y de la compaña.

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